Un total de 58 cazuelas participaron ayer en el II Lapikoko Eguna de Mungia.
Pasear ayer por las calles de Mungia
era toda una experiencia sensorial. La localidad celebró su Lapikoko
Eguna y en pleno centro del municipio los pucheros lanzaban ese
apetecible y suave plop-plop propio de los cocidos que se
gestan a fuego lento. La cita era en Matxin Plaza y Foruen Plaza, donde
desde bien temprano, los concursantes dieron vida a las cazuelas para
alegría de vista, olfato, y sobre todo, paladar. Este es el segundo año
en el que esta localidad celebra este evento, organizado por el
Ayuntamiento de Mungia y por Txispeleta Mungiako Skaut Taldea, con el
objetivo de impulsar y dar a conocer aún más uno de los productos
locales por excelencia: la alubia de Mungia. Así, este muncipio se
reafirma en su ya veterana apuesta por seguir el movimiento Slow Food, que defiende los alimentos autóctonos y la cocina tradicional y reposada.

Un total de 58 cazuelas de alubias se presentaron ayer a este
concurso gastronómico. Tal y como explicaron desde Txispeleta, los
participantes procedían sobre todo de Mungialdea, aunque no faltaron
concursantes llegados de otras zonas de Bizkaia como Galdakao, Bilbao,
Santurtzi o Derio. "Con esta iniciativa se pretende potenciar la alubia
de la zona, por ello cuando se inscriben preguntamos la procedencia de
la que van a utilizar", afirmaron desde Txispeleta. "Además, queremos
fomentar esta forma de cocinarlas, la forma antigua, lenta, en fuego
bajo", añadieron. Así, en este certamen estaba prohibido el uso de las
putxeras, más tradicionales en comarcas vecinas como Enkarterri. A medida que avanzaba la mañana, el epicentro de la
celebración se llenaba de animación y de curiosos que no querían perder
detalle del quehacer de los cocineros que se esforzaban entre fogones.
Entre los participantes se encontraban varios miembros del txoko
Bidezabal de Bakio, que este año repetían en este concurso y que se
esmeraban en dar vida al humeante puchero que albergaba dos kilos de
alubias procedentes de Akorda, de la variedad de alubia de Gernika.
"Esta iniciativa es una cosa buena, es una manera de potenciar la
materia prima de la zona", aseguró Jon Ormaza, miembro de este txoko,
mientras removía el espeso manjar. Para Ormaza, la clave de este plato
es dejar que se haga "suave, suave, a base de horas; con tranquilidad".
"Hay que hacer bien la verdura, y echarle buen chorizo y tocino, a ser
posible caseros", añadió este bakiotarra, que reconocía que si algo les
gusta de este día es "la chuflilla, pasarlo bien y estar en cuadrilla
con amigos". Y está claro que esta fórmula planteada por Ormaza va por
muy buen camino, ya que esta cazuela se hizo con el tercer premio del
certamen. Aunque la organización preparó mesas en Andra Mari para quien
quisiera quedarse a comer, los miembros de esta cuadrilla prefirieron
llevar las alubias al txoko para dar buena cuenta de ellas
posteriormente. Los que también se mostraban más que orgullosos con sus tres enormes
cazuelas, eran los miembros de la agrupación mungiarra Andui Kultur
Elkartea. Entre bromas, hamaiketakos y esmero, mimaban a las alubias que txiri-txiri
se cocían al fuego. "Esta es la que va a ganar", pronosticó uno de
ellos, muy seguro, con la tapa del puchero levantada. José Mari Uriarte,
miembro de Andui, explicó cómo ellos también participaron en la
anterior edición. Para él, apostar por la alubia de la zona "es
importante e interesante". De hecho, esta cuadrilla elaboró cada uno de
sus pucheros con una alubia de diferente procedencia de la comarca. "Una
cazuela está hecha con alubias de Jatabe, otra con alubias de Birle y
otra con alubias de Sondika", resaltó Uriarte. La soleada y fría mañana transcurrió envuelta en ambiente de
fiesta, ya como preludio de la gran feria de San Antontxu que Mungia
celebrará el miércoles. Finalmente, ya por la tarde, se dio cuenta de
los ganadores del certamen. El primer premio se quedó en casa, ya que
fue para la cazuela presentada por el txoko Txintxu, de Mungia. El
segundo premio recayó en Kuliska, y el tercero fue a manos de los
bakiotarras del txoko Bidezabal. Todos ellos demostraron que el lapikoko, hecho con reposo y con materia prima de primera, es todo un manjar.
JSN Boot template designed by JoomlaShine.com