Llegaron a insultar a los ciudadanos que, protegidos por ertzainas, respaldaron la segunda jornada comercial en festivo.

 

 

«¡Insolidario!», «¡Sinvergüenza!» o «¡Vienes a comprar con escolta!». Fueron algunos de los improperios que, acompañados de pitos y abucheos, recibieron ayer las personas que optaron por entrar en For, For 46, El Ganso o Man, los cuatro establecimientos del centro de la ciudad que, por segunda vez en las últimas tres semanas, abrieron sus puertas en domingo. Desde las once menos cuarto de la mañana, el tramo de la Gran Vía comprendido entre las calles Diputación y Astarloa se dividió en dos. A un lado, y parapetados tras una gran pancarta que rezaba 'Jaietan denok jai' (Los festivos, festivo para todos), cientos de manifestantes amparados por los sindicatos ELA, LAB, CC OO y UGT. Protestaban por una apertura que, consideran, «viola un pacto no escrito de la villa y supone una amenaza para el pequeño comercio». Entre los asistentes a la movilización, también representantes políticos, como Tasio Erkizia, histórico dirigente de la izquierda abertzale, o Ana Etxarte, portavoz de Alternatiba.
Al otro lado, los clientes que, tímidamente primero, y con un tránsito cada vez más activo a medida que avanzaba la mañana, visitaban For en la segunda jornada de rebajas. Custodiados por una veintena de efectivos de la Ertzaintza que se aseguraban de que los piquetes -tal y como dictaba la orden de Interior emitida el pasado viernes- llevasen a cabo su protesta desde la acera del lado opuesto de la calzada, los consumidores intentaban hacer sus compras con normalidad. Algo que no fue posible. Todos los que pusieron sus pies en el interior de la tienda -incluidas aquellas parejas que acudieron en compañía de sus hijos pequeños-, fueron abucheados e insultados antes y después de hacerlo. A su salida del establecimiento, algunos de los manifestantes se acercaron a increparles 'de tú a tú', instándoles a mostrar el contenido de las bolsas que llevaban, lo que originó diversos enfrentamientos directos entre compradores y sindicalistas. «Esto es una vergüenza, la apertura en festivos no tiene nada que ver con la explotación laboral, que también se da en muchos negocios que no están hoy abiertos. Creo que están confundiendo el culo con las témporas», se pronunciaba la bilbaína Mara Rodríguez, una de las primeras que se acercó a la boutique para adquirir dos camisetas. Ella no tuvo reparos en dar la cara ante la muchedumbre que le increpaba. «Nadie tiene por qué silbarme mientras voy de compras», añadía. Amaia y Gonzalo, que abandonaban la tienda tras hacerse con algunas rebajas, coincidían: «Este panorama no es nada agradable, lo que hacemos es legal y es una dinámica que ya está aceptada en todas las ciudades europeas».
«Boicot»
Desde el otro lado de la acera, los gritos, salpicados de algún que otro «hijo de puta», no cesaban. Además de los gruesos calificativos dirigidos a los clientes, los manifestantes focalizaron sus quejas sobre Toño Foraster, dueño de For y cabeza visible de este litigio entre los comercios que hacen uso de algunos de los ocho festivos que el Gobierno vasco les autoriza a aprovechar, y las centrales sindicales. Mientras que Man y El Ganso pudieron desarrollar su actividad prácticamente con normalidad, las proclamas «¡Que salga Toño!», «¡Aquí está la cueva de Ali Baba!» o «¡Boicot a For!» no dejaron de sonar frente al negocio durante las tres horas largas que duró movilización, que mantuvo su intensidad hasta pasadas las 14.00 horas.
Los convocantes argumentaban que «la protesta se ha centralizado aquí porque, en los otros dos comercios, no hay apenas clientes». Además, sostenían que el empresario «ha amañanado con sus clientes habituales y conocidos un teatro ficticio, ya que la gente está saliendo de la tienda con las bolsas vacías».
Iñaki Azkuna también fue otro de los destinatarios de las invectivas de los manifestantes, que denunciaron el apoyo mostrado por el máximo dirigente de la villa a estos negocios cuando abrieron sus puertas el domingo 18 de diciembre. «¡El alcalde del 'botxo' es un pinocho!» o «¡Azkuna el que no vote!» fueron algunas de las consignas que se mantuvieron en boca de sindicalistas y otros presentes en la movilización. La aparición de la viceconsejera de Comercio y Turismo, Pilar Zorrilla, en la entrada del céntrico establecimiento tensó aún más el ambiente. «He venido a mostrar mi más sincero apoyo a un negocio que, de forma legal, ha decidido hoy abrir sus puertas», aseguró Zorrilla, que tachó de «absolutamente inadmisible» que los consumidores «estén siendo insultados de esta manera simplemente por ejercer sus derechos».
No se veían las cosas igual desde el otro bando, donde se consideraba la afluencia de gente a los comercios abiertos como «una provocación». «Es evidente que disponen de todos los días de la semana para comprar, y no tienen por qué hacerlo hoy», se quejaban Rosa y el resto de sus compañeras de la cadena de lencería Etam, que se congregaron en la Gran Vía para «luchar por el único día libre del que disponemos para disfrutar de nuestra familia».
«Ya basta con que el sábado tenga que prescindir de mi hijo, como para hacerlo también el domingo», se quejaba Sonia, empleada de Zara, que ve la apertura como «una amenaza que arrastará también a las grandes superficies». Desde los sindicatos convocantes, valoraron la manifestación como «un éxito». «La presencia de gente aquí esta mañana demuestra que la sociedad bilbaína no está dispuesta a abrir en domingo», resumió Cristina Álvárez, delegada de LAB. Marije Fernández, de ELA, reconoció que «la situación está tensa» y se quejó asimismo de «los impedimentos que nos han puesto para manifestarnos libremente».
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