El calor protagonizó esta animada jornada que cerró las fiestas de San Pedro

-DEIA- Bajo un sol de justicia los mungiarras echaron el resto ayer para finalizar los Sampedros con la que es sin duda la jornada más potente de las fiestas: el Sukalki Eguna. Un total de 302 cazuelas de este sabroso guisado se presentaron al concurso que este año celebraba su 47 edición. Entre todas las cazuelas presentadas despuntó la bautizada como Bilintxas, que fue la que resultó ganadora. El sabor y las características de este guiso presentado por una cuadrilla mungiarra convenció al exigente jurado.

Ya desde la mañana, la música inundó la localidad y el recinto festivo. Los encargados de dotarle de banda sonora a la jaia fueron Gure Ametsa Txistulari Taldea, los trikitilaris Roberto e Idoia y la fanfarria Txikuri. Y ya entre cazuelas, desde bien temprano, cada cuadrilla se afanaba para repartirse las tareas y mientras unos montaban las mesas y carpas, otros luchaban para conseguir leña, algunos empezaban a pelar cebollas mientras algún noctámbulo despistado, vaso en mano, volvía de las txosnas y se sorprendía con la frenética actividad que implica este ya clásico concurso gastronómico de Mungia. Según iba transcurriendo la mañana, los más rezagados iban llegando al parque Uriguen con el periódico y los pasteles de rigor para compensar los sudores de los más madrugadores.

SECRETOS. Los más veteranos participantes, especialistas ya en el arte de cocinar sukalki, saben que las horas que pasa la cazuela en el fuego son cruciales para conseguir un guiso de carne de primera. La cebolla, pochada a fuego lento, "necesita una hora", comentaban algunos cocineros. Además, aseguraban muchas cuadrillas, "las patatas han de ser redonditas", porque "aunque la patata partida a la manera tradicional ayuda a ligar la salsa, al jurado le gusta más así".

De cualquier manera, desde la organización, a cargo de CD Mungia, destacaban la alta participación: 302 cazuelas inscritas, así como el alto nivel existente, como es habitual en este concurso gastronómico. Por eso, a la hora de elegir a los ganadores, son los pequeños detalles los que mueven la balanza a favor de una cazuela u otra. La presentación y la pulcritud son aspectos a tener en cuenta en la criba final, a la que llegan unas 60 cazuelas, elegidas como más sabrosas por el jurado. A eso del mediodía, amigos, vecinos y curiosos se pasearon por el parque, como es el caso de una pareja de ingleses residentes en Laukiz, Dawn y Mark, que ansiaban formar parte de la fiesta. "Pero no tenemos cuadrilla...", se lamentaban. Así, entre fogatas, hamaiketakos, sudores y risas, las cazuelas hicieron su viaje de ida y vuelta, y, las cuadrillas, poco a poco, fueron sentándose a comer.

A eso de las cinco y media de la tarde empezó la entrega de premios y con ella los nervios de los niños, que corrían para coger el "mejor sitio" ante el quiosco en el que hablaba como siempre Gabi, presidente de CD Mungia. Muchas cuadrillas no se lo pusieron fácil, ya que los nombres enrevesados de las cazuelas se fueron sucediendo a lo largo de toda la entrega: tradicionales como la clásica Mingorra Gorrie se mezclaban con Jaimeren 50. Tourra, que aludía al cumpleaños de algún participante, y con la Ola k ase o incluso alguna melómana como la cazuela Absolutamente, que evocaba a la cantante Alaska.

Tras la entrega de premios, los mungiarras, siguiendo la tradición, hicieron su desfile junto con la fanfarria Txikuri recorriendo las principales calles bailando y pidiendo este año con más razón que nunca Ure-ure! Los vecinos desde ventanas y balcones, con sus baldes y palanganas, y los artífices de sabrosos sukalkis dotaron de frescura a una calurosa jornada y dijeron agur a sus jaias. Hasta el próximo año.

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